All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


viernes, 29 de junio de 2018

Nite Blues Aforema 1743

Una guitarra se lamenta -o gime, o llora- decía hace ya algunos años George Harrison. No sabemos si porque sabe que siempre habrá una nota que no podrá alcanzar o por haberla alcanzado y ocupar el tiempo en imaginar una nueva melodía imposible pero ineludible. 

 

Al otro extremo del escenario, la espalda del bluesman se curva sobre el piano y le envía un mensaje que el instrumento recibe y ejecuta de un modo casi perfecto. La voz se sabe nube y fuego. Asciende lenta, acompañada del humo de los cigarrillos y del ritmo acompasado de los abrazos y de los ojos y de las manos y de los pies y de los labios y...que se llenan de musica y azul.

jueves, 28 de junio de 2018

A propósito de una vieja canción interpretada por Charles Brown



"Sin música, la vida sería un error" (F. Nietzsche)

En Texas, Charles Brown se convirtió en uno de los innovadores del blues urbano de la Costa Oeste. Su voz se desliza sobre un tapiz tejido por una guitarra, un piano y un contrabajo. Su voz evoca la penumbra en la que se disuelve lentamente una pena inagotable. A Brown le gustaba llamarse Blues Ballad Singer. Cantaba en los clubes elegantes de la ciudad. En uno de ellos, una mujer sigue con el movimiento de sus piernas el discurrir cansino de un viejo blues. Brown canta todas las alegrías y todas las tristezas de esa mujer cuya mirada cómplice hace que el pianista se abisme en la profundidad de sus ojos azules, de sus ojos de blues. Son las cinco de la mañana y repito mi habitual modo de comenzar el día: un café, un cigarrillo y una canción antes de volver a ser ese yo que se muestra ante los demás porque el resto de las formas que me habitan saben que el día y la luz no es su lugar natural, saben que han de ceder ante los ineludibles protocolos de la vida cotidiana. 




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No hay una perspectiva que sea la suma de todas las perspectivas. No hay, salvo en la literatura de ficción de Jorge Luis Borges, un Aleph o punto ilocalizable que se sustraiga a los imperativos fácticos del contexto diseñado por un conjunto de coordenadas. 

A veces, la tristeza se eleva al cuadrado. Otras, al cubo. Una tonalidad azul tiñe la vida, nuestros actos, pensamientos y actitudes. Un vacío visceral se instala en alma. Pero es un vacío creativo, pues de su potencial negatividad puede surgir un BLUES. 




miércoles, 27 de junio de 2018

Aforema 2345 NUDOS


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 Una vida es una madeja de hilos compuesta de nudos que no se pueden deshacer. Si pretendemos trazar la línea temporal de los hechos que la forman para componer una secuencia lógica de causas y efectos, de aceptaciones y renuncias, de dudas y certezas, estamos condenados a romper esos nudos y, por ello, a distorsionar, desfigurar y deformar esa vida que pretendíamos comprender. Toda biografía es hagiografía o biofagia. 



martes, 26 de junio de 2018

Mi Palabra-Silencio


Mi palabra-silencio, una composición imposible, una relación inefable, un reto que lanzo al mundo con la certeza de que no obtendré ninguna respuesta. Mi palabra-silencio es un grito hacia adentro, la implosión de un verso que nunca alcanzó la rima que exigía el poema, el gesto burlón de lo normalizado que nutre las servidumbres nacidas en el pasado y que gravitan sobre el presente.

Mi palabra-silencio surge cuando me alío con el insomnio, cuando aprovecho la noche para llenar mi memoria de recuerdos y de olvido, cuando se me revela a la conciencia de un modo claro y preciso que debo amar cada vez que parpadeo, cuando los pliegues de tu piel surgen como la objeción más sólida contra el absurdo.

Mi palabra-silencio es un sortilegio para recuperar la alegría que se pierde cuando una soledad voraz envuelve la vida con el siniestro manto de la indiferencia.

Mi palabra-silencio es un trasunto de aquél verso de Benedetti que siempre llevo en mi mochila: …las cicatrices enseñan; las caricias también.

Mi palabra-silencio es el eco de las palabras de mi pied-noir más querido:
“…lo que había que hacer era reconocer claramente lo que debía ser reconocido…para espantar las sombras inútiles y tomar las medidas convenientes.”