1.- LA HIPÓTESIS DEL KIT NEO-REVOLUCIONARIO. Sin referencias tras la caída del muro de Berlín y con la necesidad de orientar su praxis revolucionaria en el esquema de la tradición comunista, la izquierda ha convertido a Israel (y a Estados Unidos) no en un enemigo sino en EL ENEMIGO. Si el capitalismo se identifica con EEUU e Israel –escójase lo que se prefiera- es el brazo ejecutor de la política estadounidense en Oriente Medio y al mismo tiempo quien controla, a través del lobby judío, la política de USA, entonces, ser antiamericano y antiisraelí (antisionista) es una y la misma cosa. Si la globalización es un epifenómeno del capitalismo, entonces, ser antiglobalización viene a ser lo mismo que ser antisionista.
2.- LA HIPÓTESIS MIMÉTICA. Los neo-revolucionarios han asimilado, por osmosis eidética, las formas islamistas de oposición y deslegitimación, cuando no de programas de destrucción, del Estado de Israel.
3.- LA HIPÓTESIS ERÓTICA (Finkielkraut). El antisionismo de izquierdas no es fruto del odio a Israel sino del amor a la humanidad. El humanismo europeo apuesta por la ruptura de fronteras e identidades. Sólo existe “el hombre”. Los valores deben ser la tolerancia, la solidaridad y la hospitalidad. El estado de Israel ha contribuido decisivamente a una nueva configuración de la identidad judía. Así, si antes se estigmatizó a los judíos por apátridas y cosmopolitas, ahora se les recrimina su voluntad de identidad nacional. Es decir, si anteriormente se les estigmatizó por ser judíos, ahora se les recrimina por no ser ya tan judíos como antes. La identidad israelí es vista como una objeción en el corazón del multiculturalismo europeo.