All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


lunes, 28 de noviembre de 2016

Reconciliación


Filoaforema2318

Hay noches que el silencio me invita a la reconciliación con aquellos filósofos con los cuales siempre he mantenido una relación conflictiva. Es el caso, por ejemplo, de Albert Camus y de Friedrich Nietzsche. Platón -o Sócrates- nos invitó a reflexionar sobre si es preferible sufrir el mal a provocarlo, si es mejor ser víctima antes que verdugo. Camus comienza su CRÓNICAS (1944-48) con una cita de Nietzsche, precisamente de Nietzsche, que me recuerda la sugerencia platónica:

"Es preferible morir a odiar y temer: es preferible morir dos veces a hacerse odiar y temer: esta deberá ser, algún día, la suprema máxima de toda sociedad organizada políticamente."

Una de las supremas máximas que deberían adornar el frontispicio de toda vida, de toda existencia.



miércoles, 9 de noviembre de 2016

Post coitum tristitia



Post coitum tristitia, reza la sentencia latina cuya autoría se atribuye a Galeno. He de confesar que jamás me ha inquietado el dictamen. Tu risa, tu sonrisa y tu sexo ahuyentan mi tristeza. O mejor dicho, la risa de tu sexo y el sexo que contiene tu risa son los mejores antídotos contra mi angustia y mi desasosiego. Los evoco cuando pienso, cuando leo, cuando escribo y cuando vivo, para, más tarde, invocarlos en tu presencia. Quiero pensarlos, leerlos, escribirlos y vivirlos. Contagiarme de tu risa mientras me sumerjo en tu sexo. Hazme un sitio en tu vida, permíteme acomodarme en ella, en ese lugar donde reímos, en ese espacio en el que la mirada cómplice se alía con la vida, con el sexo y con esa sonrisa enfrentada y compartida.