All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


miércoles, 3 de febrero de 2010



Y yo le dije: "Una mujer, una guitarra, un sonido que no cesa de invocar el alma que roba el espíritu de la música para alejarla de todo aquello que hunde sus raíces en el suelo y se queda allí quieto, atado, inmóvil ante el devenir incesante del mundo y sus gentes.

Mujeres y blues y un montón de cronopios azules, seres invisibles que se mueven a una velocidad de vértigo, seres imposibles de encerrar en una fórmula matemática o en el rígido esquema de una ley científica.

El blues en las manos de una mujer, finas y alargadas, los dedos acariciando las cuerdas que ahora son piel y gritan y se muestran desnudas para reclamar que tienen alma y su lenguaje no es la espiritualidad de una voz descarnada. Las manos de una mujer: otra forma de crear vida. Como diría otro: Pura Vida.

El blues en la voz de una mujer ya no entiende de géneros ni de etiquetas ni categorías. El blues en las manos de una mujer es el aliento de un latido vuelto del revés, es el otro lado de la música que es al mismo tiempo el mismo lado en el que nacen todas las melodías y todas las músicas que el mundo nos invita a escuchar.

Y ahora nos toca escuchar el blues…y no pensar y no sentir más que aquello que la música nos ofrece…ah! Si fuesemos capaces de vivir así, supeditando el pensar al sentir y éste al vivir…entonces, quizás no tendríamos el blues…o quizás sí…"

Y él no dijo nada, hizo algo mejor, tocó un blues...No fue éste que viene a continuación, aquél quedó grabado en la memoria de una noche en Kaunas.


CON EL HOMBRE ORQUESTA

Fue el azar, o no, el que me llevó esa noche hasta el hombre-orquesta. Le ofrecí un cigarrillo y nos hicimos unas fotos.



Fue el azar, en Kaunas, Lituania, el que hizo posible este encuentro y esta imagen.