El tiempo no es un pájaro aunque algunos se empeñen en decir que “vuela”. Su vuelo no es majestuoso, tampoco es bello y mucho menos hermoso. El tiempo, más que volar, sobrevuela, indiferente a las querellas humanas, sobre todos y cada uno de nosotros. Nos envuelve en su vuelo, no como unos brazos amados de los cuales extraemos el aliento para seguir poniendo un pie delante del otro y no desfallecer en nuestro intento por otorgar un sentido a este navio enloquecido que llamamos vida, no como la risa urgente que nos exige el alma para no perecer ahogados en la aparente tragedia que revelan los asuntos más cotidianos, no como aquel gemido que escapó de tu cuerpo y sacudió el mío hasta los cimientos en los que se apoyaban mis entrañas. No, el tiempo no es un pájaro aunque nos sobrevuele, amenazante, día a día, recordándonos que todo devenir es, ante todo, un perecer. No, el tiempo no es un pájaro. El tiempo no vuela. En el principio le robamos sus alas y desde entonces las busca sin cesar en los rostros de los hombres. Se equivoca. Los rostros no son pájaros, no tienen alas.
1976: Historia de la banda argentina Alma y Vida
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Contenido de esta entrada:
Introducción
Comienzos y primer álbum
Resto de álbumes
Separación y regresos
Portada de su quinto álbum
Introducción
El r...
Hace 1 día