El deseo se hizo carne y habitó entre nosotros
Se alió con el tiempo 
Y alimentó en nosotros todos los otros deseos
Deseamos que Amor exista y existe el amor 
Después teorizamos      deducimos             inferimos             derivamos 
Y lo encerramos en los límites no de nuestro deseo 
Sino de nuestros hábitos y convenciones 
De nuestros miedos y temores
Deseamos que Amor exista 
y luego creemos descubrirlo en unos ojos 
en unos labios 
o en las palabras
Nos inventamos el juego y liberamos el deseo 
Amor se aburre de nuestras mezquindades y se evapora 
En unos ojos 
en unos labios 
o en las mismas palabras
Decidimos entonces que Amor no existe porque así lo deseamos 
Después teorizamos       deducimos           inferimos           y derivamos 
El Deseo cansado de ser carne y piel y alma y espíritu
Agotado por el esfuerzo de ser placer y sentimiento al mismo tiempo 
Se alía con el tiempo             con todas las pasiones y todas las negaciones 
Y deja de habitar entre nosotros
Y nos deja su eco           el simulacro           el espejo 
el furor posesivo de un lamento