All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


sábado, 10 de abril de 2010

DESEO AMOR YO QUÉ COÑO SÉ DE ELLO



El deseo se hizo carne y habitó entre nosotros

Se alió con el tiempo
Y alimentó en nosotros todos los otros deseos
Deseamos que Amor exista y existe el amor
Después teorizamos      deducimos             inferimos             derivamos

Y lo encerramos en los límites no de nuestro deseo
Sino de nuestros hábitos y convenciones
De nuestros miedos y temores
Deseamos que Amor exista
y luego creemos descubrirlo en unos ojos
en unos labios
o en las palabras

Nos inventamos el juego y liberamos el deseo
Amor se aburre de nuestras mezquindades y se evapora
En unos ojos
en unos labios
o en las mismas palabras

Decidimos entonces que Amor no existe porque así lo deseamos
Después teorizamos       deducimos           inferimos           y derivamos

El Deseo cansado de ser carne y piel y alma y espíritu
Agotado por el esfuerzo de ser placer y sentimiento al mismo tiempo
Se alía con el tiempo             con todas las pasiones y todas las negaciones

Y deja de habitar entre nosotros

Y nos deja su eco           el simulacro           el espejo
el furor posesivo de un lamento

Identidad judía: ¿Israel y/o la diáspora? 1

¿Sufre la Diáspora el Síndrome de Walter Benjamín?


Durante largos años, Walter Benjamín estuvo a punto de iniciar el viaje que le llevaría a Palestina, pero, siempre lo postergó con distintos pretextos. Jamás concretó su aliá, aunque no le faltaron oportunidades ni ayudas para llevar a cabo dicho proyecto. En una carta fechada el 1 de agosto de 1928 comunica a su amigo Gershom Sholem su firme decisión de ir a Palestina. Al año siguiente, y en otras ocasiones posteriores, vuelve a insistir en ello. Quiere aprender hebreo, estudiar los grandes textos de la literatura judía y dar forma a la idea sionista de que el renacimiento del pueblo judío, de que su reconocimiento como pensador, sólo es posible en la tierra de Israel. Walter Benjamín jamás viajó a Palestina, siempre fue consciente de una indecisión que calificaba de patológica. El 17 de septiembre de 1929 escribe a Sholem y le comunica que llegará a Jerusalén el 4 de noviembre. De nuevo, el viaje se frustra. En una carta dirigida a su amigo y fechada el 11 de febrero de 1937 muestra su deseo de efectuar, esta vez sí, el viaje. No tuvo lugar. Así hasta la última carta de 1939. Poco después se suicida en Port-Bou. Palestina era su única posibilidad de supervivencia y ni así Benjamín optó por ir allí.


Su voluntad y sus deseos fueron explícitamente manifiestos. Y, sin embargo, jamás los llevó a la práctica. Arnoldo Liberman lo ha llamado el SÍNDROME DE WALTER BENJAMÍN. Un “sí es no” que afecta a los intelectuales judíos diaspóricos de izquierdas y que se manifiesta en su posición singular ante el Estado de Israel. Evidentemente, no niegan el derecho a su existencia, pero sí manifiestan un énfasis especial, no exento de ambigüedad, ante su política, a fin de no ser excomulgados por la izquierda tradicional y encontrar las claves que les permitan digerir sus dificultades (¿contradicciones?) identitarias.


“Toda Diáspora...es reivindicación de lo universal y reivindicación de lo excepcional...el judío de izquierda...es el emergente de múltiples escisiones y reflexiones que singularizan su lugar en el mundo y su ejercicio de una libertad condicionada por su identidad...”


El Síndrome de Walter Benjamín expresa la duda ante las opciones últimas, la imposibilidad de una decisión transcendental, la característica consustancial al judío diaspórico que hace problemática su identidad.

Dice Liberman: “La metáfora de Benjamín nos sirve, creo, para pensarnos a nosotros mismos.” Ciertamente. ¿Pero, ese “nosotros mismos”, me pregunto, afecta solamente a la Diáspora, o ésta podría también funcionar como metáfora de la situación del hombre contemporáneo? ¿Es el problema de la identidad judía un trasunto del problema de la identidad del ser humano, del individuo, del ciudadano? ¿o es a la inversa?


Todas las citas proceden de LAS INQUISICIONES DE LA NOSTALGIA, de Arnoldo Liberman; concretamente, del capítulo “El síndrome de Walter Benjamín”.