El trabajo es un castigo, así lo sentencia el Altísimo
cuando tras un juicio sumarísimo a nuestros Primeros Padres (PP)*, sin
asistencia jurídica competente, sin derecho a réplica, sin un mal taparrabos
que echarse encima para tapar sus vergüenzas, fueron castigados a ganarse el
pan con el sudor de la frente y a parir con dolor. No sabemos por qué el
Altísimo solo reparó en la frente y no atendió a otras partes donde el sudor
también suele dejar huella, sí sabemos que la epidural mitiga el dolor y
facilita la tarea, pero, lo que sí queremos dejar claro, apelando a una tradición
ya de milenios, es que si el ocio incita al pecado y el trabajo es un mal
necesario, entonces, creemos que no
molestará a Dios el que, sin obviar el manual de instrucciones que olvidó
adjuntar al neonato, nos tomemos la licencia de reivindicar algo menos de sudor y algo
más de pan.
*Un espasmo pseudo-intelectual me sacude las vísceras al
constatar que he transgredido el límite marcado por la mojigatería de “políticamente
correcto”. ¿Qué debería escribir: Primeras Madres, Primeros/as Padres-Madres,
Primer Padre y Primera Madre? No sé, lo dejaré como surgió, sin más
cavilaciones, sin más pretensiones, sin alcohol, sin grasas, sin emulgentes ni
estabilizantes, sin azúcar, sin cuerpo. ¿O quizás quise decir Partido Popular o su imagen reflejada en el espejo: PSOE?