No es extraño ni paradójico reconocerlo, aunque la mayoría de las veces afirmemos lo contrario: La experiencia sólo sirve para saber que nos vamos a estrellar, pero no para evitar el choque. Y éste duele cada vez más. Porque cada vez resulta más difícil tolerarnos a nosotros mismos, apartar la idea de que cada vida es la historia de un fracaso. Duele, cada vez más, contemplar que el drama se va transformando en una incomprensible tragedia.
(L.C. Incontinencias)
“No nos hacemos más fuertes con el paso de los años. La acumulación de penas y sufrimientos va mermando nuestra capacidad de soportar el dolor, y como el padecimiento y la tristeza son inevitables, incluso un pequeño revés en la edad tardía puede repercutir con la misma fuerza que una gran tragedia cuando éramos jóvenes.”
(Paul Auster, Sunset Park)