Un NO, con mayúsculas, un NO espontáneo, visceral, sólido, sin grietas por las que se pueda filtrar el más mínimo motivos de duda. Un NO, más tarde, matizado, retocado, asentado sobre la autoafirmación y el poder sobre la propia realidad. Un NO posteriormente transfigurado por la apelación a la forma, quizás a la entonación que caracterizó a la pregunta cuyo signo final de interrogación casi coincidió en el tiempo con la emisión de la negación. En definitiva, un NO con MAYÚSCULAS.
LITERATURA / PEQUEÑAS HISTORIAS DE GRANDES MOMENTOS, DE MARISA PINTA
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Amenos, exquisitos y ligeros estos momentos estelares de la humanidad, con
permiso de Stefan Zweig, contenidos en *Pequeñas historias de grandes
momen...
Hace 20 horas

