En 1946, Primo Levi escribe un libro llamado Si esto es un hombre, un testimonio de su experiencia como prisionero en el campo de exterminio de Auschwitz. Mas tarde, un año antes de su muerte (1896) publica lo que podría ser llamado su testamento espiritual: Los hundidos y los salvados. A pesar de su trágica experiencia, no duda, en ambos libros, en afirmar contundentemente la común humanidad que reside en todos los hombres. Ni nihilismo ni maniqueísmo. Levi no pretende ser un moralista. Ni victimismo ni hieratismo condenatorio. Leví es un analista. Como señala Tzvetan Todorov: “Nunca idealizará a las víctimas ni ensombrecerá a los verdugos, pero jamás confundirá a los unos con los otros”. Su análisis tiene como objetivo evitar el olvido y forjar la memoria: un procedimiento para evitar la repetición, o en todo caso la similitud de formas que posibilitaron el mal. A la razón dialéctica, histórica, analítica, etc., Reyes Mate opone la razón anamnética, la cual no evalúa tanto el “cómo pudo suceder el Holocausto”, sino “cómo entender la historia a partir del Holocausto”. Todorov va más allá: la memoria es necesaria pero no suficiente, es preciso que “el recuerdo vaya acompañado de una interpretación y de unas instrucciones de uso”. Todorov encuentra el manual, precisamente, en el segundo de los libros de Levi. La locura del mundo no debe hacernos renunciar a Atenas, a la razón. Tal es la enseñanza de Primo Levi. Para terminar, de nuevo Todorov: “seguimos necesitando a Primo Levi.”
«El coche de bomberos que desapareció»(«Brandbilen som försvann») – Maj
Sjöwall y Per Wahlöö (1969)
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El coche de bomberos que desapareció es la quinta entrega del comisario
Martin Beck. La novela comienza con el suicidio de Ernst Sigurd Karlsson.
En la hab...
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