Confesiones sin
concesiones, 
o al menos, las palabras que espontáneamente rompen, atropelladas, 
el ritmo monótono que impone el tráfago diario y cotidiano que olvida lo importante para extenuarse en lo urgente. 
Palabras y silencios, tras los cuales hay
alguien, que es carne, pero también, sueño y deseo. Tú, yo, tú, mujer de
alma y verso.