All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


jueves, 1 de abril de 2010

VICTIMISMO Y EDUCACIÓN

EL SILOGISMO INVERTIDO (PERVERSO)


En primer lugar, el silogismo invertido:

  • MUCHOS O ALGUNOS INOCENTES HAN SIDO CONDENADOS SIN RAZON O MOTIVO
  • YO SOY INOCENTE

LUEGO, SE ME CONDENA SIN RAZÓN O MOTIVO


En segundo lugar, el silogismo invertido académico:

  • MUCHOS O ALGUNOS ESTUDIANTES HAN SIDO SUSPENDIDOS SIN RAZÓN O MOTIVO
  • YO SOY ESTUDIANTE
LUEGO, SE ME SUSPENDE SIN RAZÓN O MOTIVO

La fuerza retórico-argumentativa de este "paralogismo", en la actualidad, permite extrapolarlo a cualquier situación cotidiana, profesional o existencial.

ÚSELO EN CASO DE DIFICULTAD PARA ASUMIR LAS CONSECUENCIAS DE SUS ACCIONES EN CUALQUIER SITUACIÓN. PUES YA SE SABE:

LA RESPONSABILIDAD ES PERJUDICIAL PARA LA SALUD VICTIMISTA O VOCACIÓN ADOLESCENTE Y LA SUMISIÓN VOLUNTARIA AL PATERNALISMO INSTITUCIONAL.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buscando lugar en donde fijarlo y elijo este. Por motivo de internas prohibiciones técnicas, lo reparto en varias y sucesivas entregas.

Articulazo a cargo de Javier Orrico, en "La Opinión", de Murcia, de hoy domingo, 2 de mayo,
"MENOS QUE UN CLUB".

"Su antifranquismo oculta en archivos cerrados las imágenes de Barcelona entera aplaudiendo a Franco. Su memoria histórica es puro embuste histórico, la ficción del pasado que alimentó siempre a los totalitarismos de todo pelaje, nazis o comunistas

Ya no vendrán a la Cibeles a ciscarse en España. Lo que el catalanismo tenía preparado con la excusa de su victoria en la Copa de Europa era tomar Madrid, la odiada, y convertirla en el escenario universal de la última y rediviva 'venganza catalana' con la que los nuevos almogávares barcelonistas culminarían estos años de hegemonía. Un milenio como segundones iba, al fin, a concluir con este triunfo simbólico en el que la Cataluña que nunca fue independiente, que no llegó ni a reino, que vivió siempre al rebufo del imperio carolingio, de Aragón o de Castilla, se alzaría como nueva potencia capaz de torear la Constitución, ordenar financiaciones y poner a los tribunales a su servicio, empezando por los árbitros. Hoy educan a sus niños en la mentira y les dicen que la Guerra Civil fue una guerra contra Cataluña. Su antifranquismo oculta en archivos cerrados las imágenes de Barcelona entera aplaudiendo a Franco. Su memoria histórica es puro embuste histórico, la ficción del pasado que alimentó siempre a los totalitarios de todo pelaje, nazis o comunistas. Nostalgia paradójica de un franquismo del que obtuvieron todos los privilegios, menos a Di Stéfano.
Miles de banderas independentistas, de esa nación que nunca existió, estaban ya preparadas para la invasión. Las pancartas de Catalonia is not Spain, los cánticos contra España como en la final de Copa que pudimos ver hace un año, los culos culés dispuestos a ser enseñados al mundo como signo de su desprecio a los españoles, todo ese festejo del resentimiento se quedará ya en los arcones de la bilis. Hoy tienen la sangre negra. Hoy saben otra vez que nunca serán otra cosa que una anécdota en la Historia y que lo único que quedará de ellos son fábricas de calcetines hundidas ante el poder chino, y un empeño nazional eternamente frustrado. No son una nación sin Estado, como proclaman, sino algo mucho más cómico: una nación sin nación." (1º)

Anónimo dijo...

(Continúa, 2º)

"También son menos que un club y el mundo entero lo ha visto. La realidad es la contraria a lo dicho por Mourinho: no es que no sepan perder porque están acostumbrados a ganar, sino porque, siempre vencidos, incluso en su imaginario político, han creído que estos años zapateristas -no en vano su verdadero impulsor, el que les otorgó la nación a cambio de los votos- de triunfos y protagonismo político no habían de acabarse nunca, eran sólo el inicio de su Reich milenario. Por eso no han soportado la derrota. Por eso el espectáculo de su portero, indigno de representar a España, casi estrangulando al odiado entrenador enemigo -que fue suyo, y en las sectas esto no se perdona-, y el bochorno universal de esos aspersores de la impotencia, de la rabia infantil que es, siempre, el eje de las conductas nacionalistas: la necesaria imposibilidad de crecer.
El estallido de alegría que nos inundó a casi todos los españoles -hay algunos que siguen sin querer enterarse de que Laporta hasta los llamó imbéciles por ser barcelonistas sin ser catalanes- no proviene de barcelonitis alguna. Yo celebré en las calles de Barcelona, donde vivía, la Recopa del 82, entre otras. De lo que estamos en verdad hinchados, es decir, hasta los cojones, es del nazicatalanismo -atentos, no hablo en absoluto de los catalanes como tales- del que el Barça es arma y emblema principal. De su permanente desprecio, de sus chantajes, sus amenazas, su chulería, su Estatut del capullo, sus balanzas fiscales, su política lingüística, su victimismo. Hasta el mismísmo nabo de ese eslogan infame del socialismo catalán de "ni una gota de agua para el sur". Hasta la santísima punta de la bilateralidad, de la constante barrila con las selecciones deportivas, de tanto choteo que ya dura treinta años, siempre exigiendo, siempre dando por saco. Estamos tan aburridos como de ese fútbol monocorde y archisabido que es ya hoy el de su equipo, al que sólo el gran Messi salva cuando se decide a romper con la parodia de la yenka en que se han convertido: izquierda-izquierda-derecha-derecha-delante-detrás-un-dos-tres. Un equipo en minoría, simplemente disciplinado y convencido, no les dejó el miércoles ni asomarse al área. Una lección de defensa y humildad que no olvidarán."

Anónimo dijo...

(Continúa y 3º).

"Siempre hemos festejado los españoles -los culés, jamás; los del Madrid, que yo lo he vivido- el éxito de cualquier equipo español. Y lo seguimos haciendo. Como lo hicimos el jueves con la clasificación del gran Atleti, con las gradas llenas de banderas españolas. O cuando los triunfos europeos del Sevilla, del Betis, del Villarreal. Lo que pasa es que el Barça ya no es un equipo español. Ni una sola bandera, ni un gesto ni una palabra de afecto hacia España y los muchos españoles que les siguen. Nada. Al contrario. El odio, la revancha, la distancia. Sólo imaginar el disgusto de Laporta, Sala i Martín, Carod, Zapatero, Puigcercós, Benach, Montilla, Mas, Pujol, Maragall... o de todos los que salieron a celebrar el 'puta Espanya', con Carmencica Chacón, Madrina de los Charnegos Conversos, al frente, produce un regocijo impagable. Una gran semana para el fútbol español."

Se ruega encarecidamente alguna réplica al genial Orrico por parte de aquellos lectores hinchas del equipo del tal Laporta; requerido buen nivel.

(Spitfire)