sábado, 26 de marzo de 2011
La proporcionalidad Causa-Efecto: antisionismo judeofóbico
Una cosa es la crítica legítima a un gobierno, otra el cuestionamiento del derecho a la existencia de un Estado. Una cosa es denunciar los abusos de un acción gubernamental, otra afirmar que Israel es el peligro número uno para la paz mundial. Una cosa es no estar de acuerdo con una acción estratégica o con una determinada política, otra, muy diferente, la denuncia sistemática y la aplicación del doble rasero para medir las acciones del Estado de Israel. Una cosa es señalar a los responsables otra hacer de todos y cada uno de los judíos “responsables” o “culpables”. Una cosa es rebelarse contra la injusticia y otra pretender que el Estado de Israel bloquea el desarrollo económico, cultural y moral del conjunto de las sociedades árabes musulmanas. El anticartesianismo bien pensante obvia la precisión de Descartes: la proporcionalidad entre la causa y el efecto. ¿Cómo puede ser que un pequeño Estado, como el israelí, sea la causa de tanto mal y tanta injusticia? Parecería que suprimiendo dicho Estado se acabaría con el MAL en el mundo. El antisionismo es judeofóbico: una nueva forma para ese viejo odio inmemorial que ha sustituido el grito de “judios a Palestina” por el de “judíos fuera de Palestina”.
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