La voluntad de destruir el legítimo Estado de Israel se impone sobre la de construir el Estado Palestino.
Israel adopta una serie de acciones de represalia. El coro de voces entona de nuevo el himno de la indignación: respuesta desproporcionada, grita la "buena conciencia de occidente".
Yo pregunto a esa buena conciencia:
¿Por qué el terrorismo palestino, a diferencia de otros, encuentra tanta compresión por parte de la opinión pública mundial? ¿Por qué esa voluntad de explicarlo y justificarlo? ¿Por qué la violencia terrorista palestina escapa a la condena universal?
Yo respondo a pesar de ella:
La buena conciencia mundial es antisionista. El Estado de Israel es el único país reconocido por la ONU cuyo derecho a la existencia es cuestionado por miembros de dicha organización. ¿Cuál es la razón de tanta comprensión, explicación y justificación? Respuesta: se trata de judíos. Cuando el terrorismo se ejerce sobre Israel, entonces es "menos terrorismo". Son judíos. Y, como se sabe después de siglos de antijudaísmo y antisemitismo, un judío nunca es inocente. Las víctimas son judíos. ¿Por qué los ciclistas?. No es una broma. Los terroristas no son tales, dice la buena conciencia mundial. Son resistentes. Y para los yijadistas, mártires.
No me cabe la menor duda. La buena conciencia mundial es antisionista. O dicho de otro modo, antijudía y antisemita. Es decir, judeofóbica.
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