Himmler y Heydrich asumieron la tarea de eliminar a los judíos. En el verano del 41, el segundo obtuvo la autorización formal de Göring para la Solución Final. La intención de trasladar a todos los judíos al otro lado de los Urales (A. Rosenberg) chocaba con la realidad: Alemanía no había destruido a la Unión Soviética y Stalin seguía controlando la mayoría del territorio. Así, Himmler deconstruyó las utopías hitlerianas para implementar una Solución Final que exigía ir más allá de traslados y deportaciones. El Plan del Hambre le sirvió para configurar las categorías "poblaciones sobrantes" y "bocas inútiles", lo cual le llevó a presentar a los judíos como material excedente cuyas calorías se podrían ahorrar. De la utópica "victoria relámpago" tomó los grupos Einsatzgruppen -cuya tarea había sido matar a las élites soviéticas- para iniciar el exterminio de los judíos. Del Generalplan Ost, cogió los batallones de Policía del Orden y miles de colaboradores locales para los fusilamientos en masa. A finales del 41, la puesta en funcionamiento de estos escuadrones de la muerte, apoyados por la Wehrmacht, habían asesinado a un millón de judíos al este de la línea Mólotov-Ribbentrop.
En definitiva, Himmler, máximo hermenéuta de las fantasías genocidas de Hitler, radicalizó la Solución Final trasladándola de la posguerra a la propia guerra: del traslado al Este del Este al exterminio físico, comenzado con los fusilamientos en masa de judíos. La guerra se convirtió, repito, en "guerra contra los judíos". En Enero de 1942, en Wannsee, 15 representantes del Reich, liderados por Heydrich, implementaron un plan que ya había madurado en las cabezas de Hitler y Himmler: el exterminio sistemático de 11 millones de judíos. Los fracasos en el frente soviético se convirtieron en la clave para la gestación del plan genocida nazi.
Referencia: Timothy Snyder. TIERRAS DE SANGRE. Europa entre Hitler y Stalin.
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