Gore Vidal en “El sexo es política” -un artículo aparecido en Playboy en Enero de 1979, y que forma parte de un conjunto de escritos publicados en un libro que responde al nombre de Sexualmente hablando (DeBolsillo, Barcelona, 2004)- sostiene que:
- Las actitudes sexuales de cualquier sociedad son consecuencia de decisiones políticas.
- El objetivo de los gobernantes –sea quien sea quien gobierne- es seguir manteniendo el control sobre los gobernados: fieles trabajadores y sumisos consumidores.
- Los textos educativos y religiosos son manipulados con el fin de regular las prácticas sociales y sexuales, legitimando aquéllas que contribuyen al beneficio de las élites políticas y empresariales. Así, la ley de Dios tiende a parecerse con sospechosa exactitud a la voluntad de los propietarios de la sociedad.
- La pareja, el matrimonio es la institución básica que permite controlar a los individuos. El matrimonio supone la dominación de la mujer por el hombre
- Entre las decisiones político-empresariales existe lo que se llama “discriminación calculada”, la justa y necesaria para que se mantenga el equilibrio entre la protesta, la reivindicación y las concesiones.
- En realidad no existe la persona homosexual, del mismo modo que no existe la persona heterosexual. Se trata de adjetivos que describen actos sexuales, no personas. Y estos actos sexuales son enteramente naturales. Los militantes gay reproducen la tendencia de sus detractores cuando afirman que existe algo así como una sensibilidad gay. Así pues, la locura engendra locura.
¿Qué decir de todo esto 33 años después? Ahí lo dejo…
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