All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


martes, 10 de mayo de 2011

Antisemitismo patrio: José María Pemán

En la historia de España contada con sencillez, con el epígrafe "Los judíos echados de España", Pemán exhibe su antisemitismo nacional-católico cuando habla de las razones por las cuales los judíos fueron expulsados de España en 1492:


“Los judíos eran en España verdaderos espías y conspiradores políticos: que vivían en la secreta amistad con los moros y en callada esperanza de  los turcos. ¿Es que hay algún país en guerra que consienta dentro de sus tierras, los amigos, aliados y espías del enemigo?

Los judíos estaban organizados en verdaderas sociedades secretas de intriga y conspiración. En esas sociedades se habían preparado crímenes horribles, como el asesinato de un santo obispo de Zaragoza y el martirio, en la Guardia, de un niño, en el que se había reproducido la pasión de Cristo, azotándolo, coronándole de espinas y crucificándole al fin. También era corriente el robo de hostias consagradas en las iglesias, para luego pisotearlas y profanarlas en secreto.
 
Por todo esto, los Reyes Católicos, dispuestos a asegurar la unidad religiosa, base de la unidad de España, echaron a los judíos. Pero lo hicieron por estos altísimos motivos religiosos y patrióticos…” 

NB


El subrayado es mío.



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo creo que el responsable en el Grupo Intereconomía que aprobó, reeditando "La Historia de España contada con sencillez", no había leído la mísma. No creo capaz a este Grupo de editar bazofia de carácter general y demostrada judeofóbia del cacumen y pluma -¡decían que insigne! de José María Pemán.

Como fuere, el desconocido responsable de la reedición merece perder el puesto y leerse la obrita.

Siguiendo el hilo de lo que el anfitrión del blog publicó días pasados, voy a citar algunos de los inmisericordes insultos y culpas que el gaditano Pemán arroja sobre los judíos hispanos en el Capítulo VI -págs., 53/54- de su infausto tochito*.

Dice Pemán que otro enemigo de la unidad de España eran los judíos; que había en España gran cantidad de ellos y gozaban de gran preponderancia, ocupando muchas veces cargos públicos (?).
"Como los judíos no tienen patria propia y andan errantes por el mundo, donde quiera que abundaron históricamente formaron entre ellos como una nación encima de la otra en que están". Lo que alarmó a los godos, que veían con miedo la gran cantidad de judíos que habían en España y el mucho poder que tenían.
Pemán continúa "argumentando" su paranoia antijudía y renglones adelante achaca a los judíos contubernios en alianza con los moros -"por el gran odio que -los judíos- tenían a todo lo cristiano" y para atravesar el Estrecho...
Así que, Sisebuto dictó una ley y echó de España a los judíos que no se bautizaran. Pemán, en su delirio, afirma que el godo expulsó a los judíos no por motivos religiosos sino políticos.

En fin, esta Historia está contada con tanta sencillez que no hallarán en sus 318 páginas ni cita a pie de página ni nota/dato bibliográfico alguno en apoyo de las "tesis" que el autor sostiene.
Lo más lacerante es que el Prólogo lo firma Luis Suárez Fernández, de la Real Academia de la Historia.

Spitfire.

Paco Fernández dijo...

Estimado Spitfire, completamente de acuerdo con usted en cuanto al juicio rápido al que debería someterse al responsable de la edición. ¿Y qué hacer con el prologuista? La pregunta no es tanto por el contenido como por la forma. Apunta usted con razón las deficiencias formales de la obra: ni notas, ni referencias bibliográficas, ni documentos, ni nada de nada. Estoy por hacerme historiador y prologuista, dos en uno.

Un saludo.