Los cronopios nunca se preguntan sobre lo que ocurre en el Lado de Allá, a ellos les queda demasiado lejos, pues su única unidad de medida es la “huella onírica”. Por ejemplo, decía un cronopio que sus padres vivían a tres sueños y medio de su casa o, lo que es lo mismo, más o menos a tres buenos días, buenas tardes o buenas noches de distancia. Como tienen un sueño pesado y sin desvelos, todo lo que ocurre en el Lado de Allá queda muy lejos. En el Lado de Acá, todo esta cerca, y van y vienen entre sueño y sueño. El lado de Allá, a veces, se insinúa, pero difícilmente aparece a no ser que lo imaginen en alguno de sus sus sueños. Entonces, en la cara se les dibuja una sonrisa que se apaga cuando despiertan porque el Lado de Allá vuelve a estar muy lejos. Quizás lo mismo les ocurre a los cronopios que viven al Otro Lado, pero ellos no lo saben.
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