All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


lunes, 18 de junio de 2018

¿Agoniza el amor?

Unas notas a vuelapluma a partir de una lectura superficial de LA AGONÍA DE EROS de Byung-Chul Han


Dicen que Eros agoniza debido a la racionalización contemporánea del sentimiento amoroso, a su mercantilización,  y a las nuevas tecnologías que posibilitan una libertad de elección casi ilimitada, una oferta que supera con creces la demanda. El amor, dicen, está en crisis, perece porque la contemporaneidad se ha rendido a sus simulacros. En el corazón de una sociedad cada vez más narcisista, la condición del amor, la alteridad, va desapareciendo, pues el otro queda reducido a una mera proyección del sí mismo.
En una sociedad narcisista y del rendimiento, en la que el mundo no es más que una proyección del sujeto y este se entiende desde la explotación de sí mismo cuando busca la realización de un ideal, en una sociedad de la negación de lo negativo, de la negación de la alteridad, el otro queda reducido a mero cuerpo susceptible de ser consumido, y la sexualidad se somete a los imperativos del máximo beneficio con el menor coste. Se trata de explotar el capital sexual que produce la relación entre Dos, que en este caso no es sino la relación de uno mismo con su proyección encarnada en un pseudo-otro.
Estas nuevas formas de Eros anulan la distancia necesaria que debe haber entre amantes. Distancia que posibilita el poder llamar al otro “Tú”, reconocerlo en su diferencia, amar lo negativo que aporta a mi positividad: el otro NO es yo.
En la sociedad del rendimiento, en la que todo es posible, pues aceptar lo imposible es un primer síntoma de fracaso, la racionalización del amor en términos de la lógica binaria del coste y del beneficio, de la inversión en forma de capital vital y los dividendos que se presume debe deparar, descarta la visión romántica de Eros como herida y pasión. Herida en el yo que se fractura al obligarse a salir de sí mismo en busca del otro, pasión por la necesidad de hacer de la vida una vida-con-el-otro. Eros, pasión, herida, distancia, son constitutivos de una diferencia que no sucumbe ante el paradigma de la igualdad y la simetría. Reconocer la alteridad es reconocer la diferencia. Eros establece una relación asimétrica: Yo y lo que no es yo. Positivad y negatividad. Y entre ambos, la tensión necesaria que escapa a toda tentativa racionalizadora. Eros no es racional ni irracional, sino el fruto de la tensión entre uno y otro. Anular uno de los elementos es anular el amor. 


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