Ella dijo: me voy. Él contestó: ¿a dónde?, e inmediatamente, sin vacilar, le susurró al oído: voy
contigo. Sus cuerpos se fundieron en un mismo gemido saturado de tiempo denso, el mismo que
anuncia la inminencia de una recíproca convulsión o el éxtasis diferido y
prolongado. Otros lo llaman orgasmo.
SOCIEDAD / UN PAÍS ANÓMALO
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Sánchez víctima de una maniobra golpista orquestada por la derecha y la
extrema ...
Hace 5 horas
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