jueves, 26 de agosto de 2010
DESEO (HEGEL IN PROGRESS)
El animal desea cosas, el cuerpo de otro, por ejemplo. El hombre y/o la mujer desean el deseo del otro o de la otra, es decir, SER RECONOCIDOS. Este reconocimiento es ajeno a cualquier forma de reciprocidad o simetría. Exige el sometimiento. Y lo mismo desea el otro o la otra. Las relaciones afectivas no son entonces sino una modalidad de una RELACIÓN más general que comienza con el enfrentamiento de las conciencias deseantes: lucha, agón, conflicto. Esta lucha tiene un final que no es sino un comienzo dialéctico: la “rendición” de uno de las conciencias y, por tanto, su sometimiento a la conciencia victoriosa, pues el temor del vencido fue más fuerte que su deseo. La relación dialéctica define el juego de las identidades: amo y esclavo/amado y amante. El amo deseará el reconocimiento del esclavo que por su condición sufre un deficit de humanidad que el amo no soporta (imposibilidad de satisfacer el deseo). El esclavo comenzará a humanizarse en su cotidiana dedicación al amo (imposibilidad de renunciar al deseo). La relación dialéctica continua en el entramado de deseos.
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