Creer en Dios es creer que todo irá mejor, mañana o pasado mañana...que después de la muerte lo esencial nos será concedido. Ser ateo es lo contrario. Es pensar que mañana nada irá mejor, que nada nos es concedido ni prometido, que todas nuestras esperanzas no desembocan a fin de cuentas más que en la nada...lo que constatamos es la vida tal cual es, y la muerte tal y como se nos presenta....Y, frente a lo peor, intentemos vivir dela mejor manera que seamos capaces. Intentemos alcanzar el mayor grado de felicidad posible, ¡intentemos amar tanto como podamos, intentemos actuar tanto como podamos!
ANDRÉ COMTE-SPONVILLE, La feliz desesperanza, pp. 88-89
UN JAZZ LÍRICO Y LLENO DE COMPLICIDADES
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