Ella dijo: me voy. Él contestó: ¿a dónde?, e inmediatamente, sin vacilar, le susurró al oído: voy
contigo. Sus cuerpos se fundieron en un mismo gemido saturado de tiempo denso, el mismo que
anuncia la inminencia de una recíproca convulsión o el éxtasis diferido y
prolongado. Otros lo llaman orgasmo.
LITERATURA / EL BOXEADOR, DE ALFONS CERVERA
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Una y otra vez Alfons Cervera está allí, y aquí, recordándonos la memoria
de los perdedores. *Dicen que hay derrotas que ennoblecen a quienes las
sufre...
Hace 10 horas
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