Aforemas sobre un idiota del siglo XXI
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La vida de un idiota (yo) responde al modelo de una espiral cuyo inicio coincide con su final. En él, todo es voluntarismo, es decir, un enmascaramiento de la realidad. Por ello, la vida del idiota es un continuo “volver a empezar”, un intento imposible de volver a la casilla de salida y comenzar de nuevo el juego. El idiota (yo) cree, de un modo ingenuo, que puede desprenderse fácilmente de la carga que le impide realizarse como individuo. Su apariencia no engaña a nadie salvo a sí mismo: es un idealista. Como idiota que soy, he llegado a pensar que es posible “des-dudarse” y he experimentado miles de “comienzos”. Incluso llegué a pensar que basta desnudarse para “des-dudarse”. Ha aquí una prueba de mi inconsciencia, fruto del encuentro azaroso de mi incombustible vanidad y de una canción:
"Deseo de sentir-te y deseo de vivir-te. Tristeza: no tener la habilidad suficiente para lograrlo. Quita-te-me la ropa, desnúdame. Quita-te-me la duda, des-dúdame. Si existiese el verbo des-dudar, entonces su conjugación recíproca nos llevaría a decir: yo me des-dudo, tú te des-dudas. Existe el verbo desnudar, más fácil –o no- de conjugar: yo te desnudo, tú me desnudas. Y si nos atreviésemos a conjugarlos al unísono, entonces yo me des-dudaría mientras te desnudo y tú te des- dudarías mientras me desnudas."