Vivimos tiempos de precariedad argumentativa cuyo síntoma más evidente es la cruzada por lo "políticamente correcto". Cualquier crítica, más o menos razonada y razonable, puede ser falazmente desacreditada recurriendo a la acusación de "machista", "conservador", "racista", o vaya usted a saber qué. A los terroristas se les llama "violentos" y "matices culturales" a los pañuelos u otros tipos de telas negadores de la personalidad y de la humanidad de la mujer. Hoy, los antisemitas "dentro del armario" se presentan como antisionistas, pero no engañan a nadie. Es la misma judeofobia de siempre. No están contra los judíos, por supuesto. Sí contra la existencia del Estado de Israel. Y lo curioso es que no están contra alguna decisión de su gobierno, sino contra el ser mismo de dicho Estado. Y la realidad es que su inserción en la esperpéntica dinámica de lo políticamente correcto revela que su antisionismo es el modo actual de ser antisemita, esto es, judeófobo.
ROMPER EL PROPIO MOLDE
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