All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


domingo, 14 de noviembre de 2010

Transcribo un extracto de la obra EN CAÍDA LIBRE del escritor Rodrigo Cienfuegos:    

“Otra vez hoy, me dices. Y ya es tarde, como cada día a esta hora.
Me hablas con una voz resignada que se apaga y se funde con el crepúsculo. Está anocheciendo y ya es tarde, no sé para qué ni para quién, pero lo es.

No. Mi voz no se resigna, pero un cierto “déjà vu” que se renueva día tras día me provoca la impresión de haber vivido lo suficiente para sentir en pretérito este presente crepuscular que me avisa de que ya es, otra vez, tarde, y me instala en lo que un día tú denominaste “estoicismo hedonista”: una percepción del futuro como un espejo demasiado cóncavo para reflejar el momento.

Nuevos días de viejas ceremonias, me repites cada día. Los mismos ritos, el mismo gesto anodino que acompaña a los movimientos que nos ponen de pie y nos empujan hacia un futuro espeso. Y continúas hablando, aún sabiendo que ya casi no te escucho: uno se levanta triste y no sabe porqué. Uno se levanta alegre y sigue sin saber porqué. Pero, uno se levanta, se mueve sin pensar, se mira al espejo y no se ve. Nos hemos acostumbrado tanto a vivir que el cómo cada vez importa menos. Nos hemos habituado tanto a simular que llevamos la vida que deseamos que hemos terminado por creer que realmente no es otra vida la que queremos. Nos enganchamos a los hábitos y nos colgamos en ellos, pasa el tiempo y pasa de largo lo que queremos que nos pase. Y seguimos fieles al personaje que para nosotros, ellos y yo y tú hemos inventado.

Mañana, una palabra que denomina una realidad ficticia. Una palabra fruto del cansancio que se ha instalado en nuestros ojos por haber visto ya demasiado y no haber visto casi nada, por la fatiga de nuestras manos, que tanto han tocado y echan de menos, tantas veces, ser tocadas. Mañana, un nuevo día de viejos fantasmas con las mismas sombras y con las inquietudes de siempre, las que no se escapan.”