Aforema 2317
De grietas y obstáculos
Cuando creo haber superado todos los obstáculos, entonces me percato de que hay uno insalvable: yo mismo – mi acendrada y diáfana estupidez que se nutre de mis temores, de mis inquietudes y, sobre todo, de mi oscuridad: ese lugar inefable en el que se libra un combate sin tregua entre las múltiples fuerzas que me habitan. Donde otros encuentran un yo interior inmaculado, impoluto y libre de los condicionamientos de la existencia, yo (qué paradoja cuando escribo el pronombre) redescubro un mar proceloso en el que zozobran sin rumbo los pecios de mi insondable existencia, restos de una experiencia en la que los afectos se someten a la tiranía de los hábitos. ¿Acaso aquello que sentimos debe someterse a la lógica bivalente de la verdad y la mentira? ¿No serán otras claves las que rigen el devenir de nuestras pasiones, sentimientos y emociones? Hay grietas en el alma que se llenan con la memoria o con el olvido, hay heridas que solo se curan con la voluntad de amar en cada parpadeo, en cada sístole y diástole de un corazón que ama como respira, al mismo ritmo.