All we are is dust in the wind

All we are is dust in the wind

A NADIE PRETENDO COMUNICAR CERTEZA ALGUNA. NO LAS TENGO.

A lo sumo alguna conjetura, siempre desde la incertidumbre.

Hace años lo aprendí de Albert Camus. Más tarde, unas palabras de Michel Foucault volvieron a recordármelo: No hay que dejarse seducir por las disyunciones, ni aceptar acríticamente los términos del dilema: o bien se está a favor, o bien se está en contra. Uno puede estar enfrente y de pie.

"La idea de que todo escritor escribe forzosamente sobre sí mismo y se retrata en sus libros es uno de los infantilismos que el romanticismo nos legó...las obras de un hombre trazan a menudo la historia de sus nostalgias o de sus tentaciones, casi nunca su propia historia" (Albert Camus)

http://books.google.es/books?id=GiroehozztMC&pg=PA25&source=gbs_toc_r&cad=4#

PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA. Paco Fernández.


miércoles, 1 de abril de 2020

20 DE MARZO

20 de marzo de 2020. Nuevo día de encierro. 

Prefiero mi ventana cuando de mirar al mundo se trata. Internet satura el tiempo de banalidad y frivolidad. No todo es así en la red de redes, pero, con todo, mi ventana es más fiable. Me acerco por enésima vez al umbral que separa mi encierro del confinamiento de los demás. La calle desierta, algunos camiones pasan por el trozo de autovía que atisbo desde mi privilegiada atalaya. En la calle, nadie. El asfalto es el testigo más honesto de la amenaza viral.
Veo un pájaro en un cable. Al instante mi mente evoca los versos de aquella canción inolvidable: Like a bird on the wire / Like a drunk in a midnight choir, I have tried in my way to be free…
Desvío la mirada. El pájaro ha desaparecido. Quizás se niega a convertirse en la metáfora que ha nacido en la mente del observador. Quizás me niega su complicidad en este estado bipolar que produce el encierro. Está en su derecho. O quizás me envía el mensaje de que soy un privilegiado por seguir aquí y no ser, de momento, un infectado. 

Pienso en esa estructura lingüística y existencial que adopta la forma de “y si…” Y si hubiésemos hecho esto o aquello…Y si el gobierno hubiese decidido adoptar ciertas medidas…Y si…Como si la vida tuviese la estructura lineal de un relato. Si así fuese quizás sería más fácil corregir los errores. Sólo habría que seguir el hilo de los acontecimientos, recrear el contexto en el que se gestó el desliz, actualizar los hechos y, mutatis mutandis, actuar de modo diferente. 

Pero la vida no es lineal ni los hechos se encadenan en secuencias de causas y efectos. De la experiencia se aprende. No obstante, las soluciones de antaño no sirven para los problemas de hogaño.
La vida es un collage que solo adopta la forma lineal cuando reconstruimos el pasado con los fragmentos de tiempo que quedan en nuestra memoria. La historia y la memoria histórica, da igual, son los trucos que empleamos para dar sentido a nuestra existencia individual y colectiva. Buenos trucos, eso sí. Necesarios, también. Como las grandes palabras en las que creemos: libertad, amor, amistad, etc.: ficciones reales que nos permiten domesticar la realidad, hacerla menos espesa y menor turbia mediante la alquimia y la magia del lenguaje.

El pájaro no ha vuelto. La calle está saturada de silencio. Vuelvo a mis rutinas. Hoy toca “armarios”. 


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