Aforema 2310
Durrell - Revisited
Pronto será de noche o de
día, no lo sé y tampoco me importa; escribo en el interior de una habitación
sin ventanas, un lugar sin cielo ni infierno, un espacio sin centro en el que
todo es borde, frontera asintótica cuya curva es sólo el reflejo de una vida
frente a un espejo. He decidido mantenerme durante unos días, o unas horas, no
lo sé, aislado del tiempo y de los diferentes modos de medir la vida que hemos
inventado los hombres. Estaré aquí hasta el alba, o quizás hasta el anochecer,
alimentándome de todo aquello que da sentido a mi vida o de lo que se resiste a
asumir con resignación la falta de sentido de la misma. Sé que no quiero seguir
forzando a nadie, sino esforzarme yo en no exigir más de lo que los demás puedan
o quieran darme; que no quiero prometer el cielo contenido en un verso y
quedarme en una rima improvisada que lamenta la pérdida de la palabra en la que
se sostenía cuando el poema era sólo una imagen sin texto. Sólo quiero ajustar
mi conducta a la lógica que emana de las evidencias que la vida me presenta; que
no quiero seguir viviendo en términos de proyectos, esperanzas o expectativas. No
espero que los demás entiendan mis palabras ni que sean cómplices de mis silencios.
La pregunta de Durrell la llevo adosada al cuerpo: ¿Acaso no depende todo de
nuestra manera de interpretar el silencio que nos rodea?
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